Una fabulosa fortificación medieval corona el cerro sobre el que se asienta Artajona, un pequeño pueblo situado a 30 kilómetros de Pamplona. Su impresionante fortaleza del siglo XI, conocida con el nombre de «El Cerco», rodea un laberinto de calles estrechas y empedradas, jalonadas por monumentales casas y palacios.

Una fabulosa fortificación medieval corona el cerro sobre el que se asienta Artajona, un pequeño pueblo situado a 30 kilómetros de Pamplona. Su impresionante fortaleza del siglo XI, conocida con el nombre de “El Cerco”,rodea un laberinto de calles estrechas y empedradas, jalonadas por monumentales casas y palacios.

Una fabulosa fortificación medieval corona el cerro sobre el que se asienta Artajona, un pequeño pueblo situado a 30 kilómetros de Pamplona. Su impresionante fortaleza del siglo XI, conocida con el nombre de «El Cerco»,rodea un laberinto de calles estrechas y empedradas, jalonadas por monumentales casas y palacios.

Una fabulosa fortificación medieval corona el cerro sobre el que se asienta Artajona, un pequeño pueblo situado a 30 kilómetros de Pamplona. Su impresionante fortaleza del siglo XI, conocida con el nombre de “El Cerco”,rodea un laberinto de calles estrechas y empedradas, jalonadas por monumentales casas y palacios.

Una fabulosa fortificación medieval corona el cerro sobre el que se asienta Artajona, un pequeño pueblo situado a 30 kilómetros de Pamplona. Su impresionante fortaleza del siglo XI, conocida con el nombre de “El Cerco”,rodea un laberinto de calles estrechas y empedradas, jalonadas por monumentales casas y palacios.

A casi 4 kilómetros de Artajona, sobre una pequeña cumbre donde existió un poblado durante la Edad de Bronce, se encuentran los dólmenes «Portillo de Enériz» y «Mina de Farangotea», una de las muestras más importantes de la cultura megalítica en Navarra. Ambos son sepulcros construidos con grandes piedras que certifican que Artajona ha sido lugar de asentamiento desde hace miles de años. En las imágenes el dolmen «Portillo de Enériz»

A casi 4 kilómetros de Artajona, sobre una pequeña cumbre donde existió un poblado durante la Edad de Bronce, se encuentran los dólmenes «Portillo de Enériz» y «Mina de Farangotea», una de las muestras más importantes de la cultura megalítica en Navarra. Ambos son sepulcros construidos con grandes piedras que certifican que Artajona ha sido lugar de asentamiento desde hace miles de años. En las imágenes el dolmen «Portillo de Enériz»