De plaza a plaza

La vida en Zaragoza siempre se ha desarrollado entorno a sus plazas. A cada una de ellas se le ha vinculado con aspectos de la ciudad y a su alrededor podemos encontrar edificios y monumentos asociados a la historia de la ciudad. 

Iniciamos el periplo en la plaza más bonita del barrio de Montemolín, la Plaza de Utrillas, que mantiene algunos de los antiguos edificios de la estación ferroviaria de Utrillas, siendo el centro neurálgico del ocio y el relax en la zona…

La Antigua Estación de Utrillas conoció su momento de esplendor en 1865. En 1904 fue adquirida por la compañía Minas y Ferrocarriles de Utrillas, que la habilitó como terminal carbonera del ferrocarril de Utrillas, línea que abasteció de carbón a Zaragoza durante mucho tiempo. Gracias al auge ferroviario nació el barrio zaragozano de Montemolín. Aquella vía estrecha de 127 kilómetros sirvió para el traslado de minerales hasta que intereses económicos desviaron el traslado del material a la carretera. El último tren circuló desde esta estación el 15 de enero de 1966. De todo aquello solo han llegado hasta nuestros días dos bellos edificios pertenecientes a la estación y la chimenea.

La Fuente de la Plaza de Utrillas o de las Garzas se ubica en la plaza de dicho nombre y el motivo identificativo de la misma son dos garzas. La fecha exacta de la creación de la fuente se desconoce, aunque habría que situarla entre 1918 y 1930, para dar servicio a los viajeros de la línea férrea de Utrillas. Realizada en hierro fundido pintado de verde, es una pieza de clara influencia francesa. Presenta una taza de planta octogonal en la parte inferior para recoger el agua que vierten los distintos surtidores de la fuente y que sirve de apoyo a la fuente propiamente dicha, compuesta de un gran fuste del que surgen dos platos superpuestos y que queda rematado por una figura femenina vestida a la manera clásica con una vaporosa túnica, con los brazos estirados en alto sosteniendo un cisne que presenta su pico elevado hacia lo alto, siendo el surtidor superior de la fuente. Por encima del pedestal se desarrolla el plato más grande de la fuente, de planta octogonal, los ocho vértices del plato se rematan alternativamente por un motivo vegetal de nenúfar y por un rostro femenino. Los cuatro rostros femeninos presentan un surtidor en la boca. Por encima del plato octogonal, tenemos dos estilizadas garzas de alas plegadas, cuello espigado y largo pico, que se dan la espalda.

La Plaza San Miguel nos marca el inicio de lo que un día fue el límite de Zaragoza dentro de unas murallas. Cruzando el rio Huerva divisamos la iglesia mudéjar de San Miguel de los Navarros y enfrente un mural conmemorativo de la puerta del duque de la Victoria.

La Puerta del Duque de la Victoria, fue una puerta de hierro fundido que se levantó (1856), en la plaza de San Miguel en tan solo 15 días para celebrar la visita del general Espartero (apodado Duque de la Victoria), con motivo de la inauguración del trazado ferroviario entre Madrid y Zaragoza. Al hacerse de manera tan precipitada, una parte se derrumbó al poco tiempo. Totalmente reconstruida, volvió a ser inaugurada cinco años después, en 1861. El aumento del tráfico rodado hizo que comenzará a molestar y se desmontó en 1919.

En 1988 el Ayuntamiento de Zaragoza decidió pintar un mural en recuerdo de la desaparecida Puerta del Duque, en un edificio anexo, el edificio sobre el que estaba pintada la puerta (calle Reconquista número 4) presentó un problema de asentamiento, lo que provocó grietas y desprendimientos del mural.

En 2020 se realizaron trabajos de remodelación incorporándose a la decoración algunos elementos nuevos, por ejemplo, varios viandantes ataviados con prendas de principios de siglo paseando por el entorno de la puerta o la torre de La Seo.

En definitiva, una puerta mal diseñada, mal ejecutada y que no se tiene en pie ni en pintura.

La Iglesia de San Miguel de los Navarros, de fábrica mudéjar data del siglo XIV. De una sola nave, cabecera poligonal, capillas laterales entre los contrafuertes y una torre de planta cuadrada en el lado Norte. Situada junto a una de las puertas de la ciudad y utilizada de entrada por los labradores, la falta de alumbrado y la espesa niebla por la proximidad del Huerva hacía que muchos de ellos no hallaran el camino de vuelta y tuvieran que pasar la noche al raso. En 1529 el ayuntamiento determinó que una de las campanas de la Iglesia tocara cada media hora, desde el crepúsculo hasta medianoche, para que su sonido guiara a los labradores, pasando a llamarse la Campana de los Perdidos.

La Plaza los Sitios es una de las plazas más grandes de la ciudad. En su centro acoge un parque rodeado de edificios históricos, algunos de los cuales formaron parte de la Exposición Hispano-Francesa que se celebró en este lugar el año 1908 y un monumento en memoria a los asedios que sufrió la ciudad en 1808.

Los terrenos de la Exposición fueron los de la llamada Huerta de Santa Engracia. Alrededor de lo que actualmente es la plaza se levantaron tres pabellones con carácter permanente: La Escuela de Artes y Oficios con una estética ecléctica con referencias renacentistas y mudéjares, el neorrenacentista Museo Provincial, inspirado en los palacios del siglo XVI aragoneses y, tras éste, el edificio de La Caridad.

En el centro de lo que ahora es la plaza se levantó, en estilo modernista, el Monumento a los Sitios de Zaragoza, grupo escultórico realizado en piedra y bronce en conmemoración del primer centenario del asedio francés de Zaragoza. El memorial representa a personajes que participaron en la defensa de la ciudad, como Agustina Zaragoza o José de Palafox.

La Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artesanos, es uno de los edificios que se conservan de la Exposición Hispanofrancesa de 1908. Sobre la puerta de acceso hay un forjado con la retícula de un panal con 7 abejas y el nombre de la ciudad.

El edificio del Museo Provincial, es otro de los edificios de la Exposición. Su ladrillo cara vista y el alero de madera, con larga tradición arquitectónica en la región, es un claro recuerdo a los palacios aragoneses del renacimiento, en especial a la Casa de los Zaporta. En el cuerpo central de la fachada principal, en los intercolumnios de la galería del segundo piso, se encuentran las tres alegorías de las artes (Escultura, Arquitectura y Pintura) diseñadas por Carlos Palao.

La Escultura, que muestra parcialmente su torso y pierna izquierda, hace referencia a los desnudos grecolatinos. Porta entre sus manos un busto de la diosa Minerva y penden de su cinturón la maceta y los cinceles propios del oficio de escultor.

La Arquitectura alude a diferentes épocas: en la cabeza luce un tocado que remite al antiguo Egipto, reposa un pie sobre unos sillares de piedra y a sus espaldas dos columnas, lleva delante de su pecho el Partenón y bajo él un arco romano.

La Pintura luce el cabello suelto y se recoge ligeramente el vestido de época renacentista con la misma mano con que sujeta la paleta de pintor y unas flores alusivas a los vivos colores, mientras que, con la otra apoyada sobre el pecho, sostiene un espejo.

Bajo dos templetes ubicados en los laterales de la fachada principal tenemos a dos jóvenes figuras femeninas, de formas potentes, con el cabello recogido y largas vestiduras. Representan al Comercio (rama de olivo y antorcha) y a la Arqueología (libro, medallas y escultura egipcia).

El patio central del Museo Provincial inicialmente era un jardín de planta cuadrada. Presenta su parte baja arquitrabada con columnas anilladas, cuyo tercio inferior es liso, mientras los dos superiores son estriados, dotadas de capitel corintio y zapata; en su parte superior se dispone una galería alta de grandes ventanales en arco de medio punto apeados sobre balaustres, con antepechos decorados con medallones acompañados de motivos vegetales y florales. En torno al patio se articulan las salas y dependencias del Museo.

El edificio del Museo Provincial de Zaragoza tiene dos plantas unidas por una majestuosa escalera, decorada con roleos de formas vegetales en el calado, flores, cabezas de angelotes, animales fantásticos y medallones con efigies de personajes famosos. La caja de escalera se cubre con una gran bóveda esquifada (intersección de dos de cañón y paños triangulares esféricos en las esquinas) de lunetos, en cuyo centro se abre una claraboya.

La Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis tiene la sede en el Museo Provincial de Zaragoza. Su entrada está flanqueada por columnas terminadas en capiteles corintios y esculturas alegóricas en sendas hornacinas.

Un pequeño recorrido por su interior.

Maternidad, de Félix Burriel Marín, escultor aragonés, se puede ver en el Museo Provincial de Zaragoza sito en la plaza de los Sitios.

Siguiendo el recorrido por la plaza encontramos el Grupo Escolar Gascón y Marín, obra del arquitecto José de Yarza Echenique. Construido entre 1915 y 1919, se trata de la primera escuela diseñada en Zaragoza según las exigencias de la enseñanza graduada y responde a un renovado concepto de escuela pública siguiendo las pautas de espacios amplios, soleados y ventilados.

La fachada exterior destaca por la curva del chaflán en piedra que concentra la mayor parte de la decoración, a partir del cual se extienden las dos fachadas laterales de ladrillo caravista, con una decoración más sobria de anchas pilastras que recorren rítmicamente la fachada en toda su altura y se rematan por capiteles en piedra de orden jónico. Todo el conjunto se corona con un alero de madera tallado con motivos neorrenacentistas. Tiene medallones dedicados a diversos personajes.

En 1926 se puso la primera piedra del Hospital de la Reina Victoria Eugenia y dos años más tarde, el 1 de enero de 1928, fue inaugurado por la reina Victoria Eugenia.

El edificio, está orientado hacia el sol ya que la luz tenía que llegar a todas las habitaciones del hospital, que están ubicadas en la parte exterior, hacia la calle. Un total de 40 camas era el servicio que ofrecía. En una planta del hospital estaban los hombres y pediatría, en otro las mujeres. Las habitaciones eran comunitarias o dobles, con baño y antesala.

La casa de Tomás Castellano es una de las casas burguesas de los años 20. Consta de semisótano, planta baja y cinco alturas, tiene un aire clasicista sobre todo en el acceso ajardinado de la calle Costa, simplificado algo en el resto de las fachadas. Actualmente es la sede central de la fundación de Ibercaja.

De la plaza de la Magdalena lo más representativo es la Iglesia de La Magdalena, construida a mediados del siglo XIV, sobre un templo románico, es una de las iglesias más antiguas de Zaragoza y uno de los edificios más representativos del mudéjar de la ciudad en los que llama la atención su ábside y su torre mudéjar de estructura de alminar almohade.

En 1587 se construyó el primer edificio de la Universidad de Zaragoza en la Plaza de la Magdalena, supuso el derribo del tramo de muralla romana que ocupaba este solar para aprovechar la piedra. Quedó en pie la puerta de Valencia, flanqueada por dos torreones, era la entrada por el este a la calle Mayor. En 1867, se aprobó su derribo, tras solicitud de la universidad, para dar esplendor y visibilidad a su fachada. En 1968 se aprobó el derribo del edificio de la Universidad de la Magdalena. Hoy tenemos un mural de la puerta de Valencia.

Lo más simbólico de la plaza de San Nicolás es la iglesia de San Nicolás de Bari y un convento mudéjar del Siglo XIII, llamado del Santo Sepulcro.

El origen de la iglesia de San Nicolás se sitúa en torno a la Reconquista, destaca la portada barroca con la imagen de San Nicolás de Bari.

El monasterio de la Resurrección del Santo Sepulcro, es un complejo arquitectónico monástico de estilo mudéjar y gótico situado en el ángulo nordeste de la muralla romana, cuyo lienzo aprovecha en sus muros. Es el único edificio conventual de estilo mudéjar que ha llegado a nuestros días dentro de la ciudad.

El monasterio se organiza en torno a un claustro con tramos abovedados de crucería sencilla desde el que se accede a tres dependencias: la sala capitular, la capilla y el refectorio antiguo. Sobre la planta baja del claustro se hallan las piezas de habitación del claustro alto. Una de sus dependencias, llamada dormitorio antiguo, conserva una puerta con arco mudéjar conopial rebajado con los salmeres muy pronunciados en forma de S y un frontón o tímpano con relieves geométricos de lacerías entrecruzadas de carácter mixtilíneo.

El antiguo refectorio, que se abre en el lado sur del claustro, es de planta de gran salón rectangular cubierta con bóvedas de crucería.

La sala capitular.

La capilla.

La Plaza de España es el punto de unión entre el Paseo Independencia y el Coso, además, marca el límite entre el casco antiguo y la zona centro de la ciudad.

En el centro tenemos el monumento a los mártires de la religión y la patria, fue inaugurado el 23 de octubre de 1904. De esta manera se recuperaba la simbología tradicional del lugar: aquí se encontraba la Cruz del Coso en memoria de los cristianos martirizados, hasta que fue destruida durante los Sitios. El grupo escultórico tiene tres elementos: el tema principal es un ángel que sostiene a un aragonés herido mientras señala hacia el cielo; tras el grupo, una cruz evoca el antiguo humilladero de la Cruz del Coso, en la zona inferior se sitúa una matrona, símbolo de Zaragoza, que sostiene un pergamino extendido y en el centro el escudo de la ciudad.

El Banco Zaragozano construyó para su sede en 1928 este edificio de ocho plantas, lo más destacable es el torreón que remata el chaflán del edificio coronado por una cúpula cónica, actualmente es propiedad de CaixaBank.

Caminando hacia el casco viejo nos encontramos la Plaza San Pedro Nolasco, llena de vida e historia. Destaca en la plaza el monumento fuente a los hermanos Argensola, (1923), una matrona clásica esculpida en piedra y dos medallones de bronce que reproducen los rostros de los dos hermanos literatos Lupercio y Bartolomé (siglos XVI-XVII).

También podemos ver parte de la sede bancaria de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y La Rioja de 1910. La iglesia del Sagrado Corazón de 1930 inspirado en la arquitectura medieval que acoge el Museo de los Faroles y Rosario de Cristal y los restos del Teatro Romano de Caesaraugusta, el que más aforo tenía de toda la Hispania romana.

Calle Refugio 4 y 6. Las dos casas constan de tres plantas (B+2) y sótano con bodegas abovedadas, se trata de una edificación antigua siglo (XVII), reformada y convertida en casa de viviendas a caballo de la primera y segunda década del siglo XX, dentro de la estética eclecticista e incorporando elementos de carácter modernista (rejas, etc.). Llama la atención por la decoración de su fachada con el ajedrezado bícromo (blanco y azul) en dos tamaños distintos y las rejas semicirculares de los balcones adornadas con elementos vegetales.

Si accedemos a la plaza de San Felipe desde la Calle Alfonso I, por la calle peatonal Antonio Candalija nos encontramos con “el pastor del águila” escultura de Pablo Gargallo. Esta plaza destaca por la belleza de sus edificios y por ser un lugar tranquilo y apacible en el que relajarse paseando. En el pasado la plaza servía como lugar de encuentro y venta de mercaderes de las calles adyacentes que se dedicaban al trabajo artesanal y utilizaban los alrededores de la torre como mercadillo. En ella podemos ver la vendimiadora de Pablo Gargallo, escultura de una figura femenina con el torso medio desnudo que porta en sus manos sendos ramos de uva. La iglesia de San Felipe, muestra de arquitectura barroca, el palacio renacentista de los condes de Argillo, el niño sentado mirando hacia el derruido memorial de la Torre Nueva y la Casa Montal, casa-palacio de los siglos XV-XVI que alberga un restaurante y una tienda de alimentación. En el sótano se encuentra un pequeño museo sobre la desaparecida Torre Nueva.

La forma más directa para ir de la plaza San Felipe a la plaza del Justicia es por la calle de El Temple allí encontramos un bar de copas de los de toda la vida, donde generaciones hemos acudido, en las largas noches de juerga, a tomar un quemadillo, un chupito,…y a bailar, siempre a bailar. Es el Corto Maltés de la calle de El Temple.

Esta plaza dedicada al Justicia de Aragón, en pleno centro histórico, sorprende por su forma irregular. En uno de sus lados nos llamará rápidamente un frontal barroco de alabastro que pertenece a la iglesia de Santa Isabel de Portugal o San Cayetano y en el otro extremo podremos escuchar el rumor del agua de la Fuente de la Samaritana.

En pleno casco viejo y fuera de las rutas turísticas en la plaza de San Pablo encontramos la iglesia del mismo nombre o “tercera catedral” de Zaragoza es de grandes proporciones debido a las muchas ampliaciones, que han configurado un espacio complejo y variado. Muy notoria es la torre mudéjar de planta octogonal, con dos torres embutidas una dentro de la otra. En el espacio entre estas, discurre una escalera de bóveda de hiladas de aproximación. Realizada en ladrillo presenta en la torre decoración mudéjar de espigas, arquillos apuntados y frisos de rombos.

La Plaza del Portillo marcaba los límites, en la época medieval, entre la parte antigua de la ciudad dentro de las murallas y el extrarradio. El lugar está ligado a los Sitios de 1808 pues aquí ocurrió la heroica acción de Agustina Zaragoza, inmortalizada en el monumento de Benlliure que preside la plaza. Sus restos descansan en la iglesia barroca del siglo XVIII del Portillo, junto a otras heroínas zaragozanas, Manuela Sancho y Casta Álvarez. Destaca el edificio blanco de Conde de Aranda 101, una construcción clasicista de 1939 y la plaza de toros de la Misericordia, de hechura neomudéjar.

La plaza de Europa con sus 80 metros de diámetro, está situada en el barrio de Almozara, junto al puente de la Almozara del río Ebro. En el centro de la plaza hay un obelisco, de 33 metros de altura en mármol y hormigón.